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miércoles, 28 de julio de 2010

CAPITULO 4



Los sueños que tienes para tu futuro son aquello que sueñas durante las noches. Siempre están en el fondo de tu mente. Son lo que tu corazón desea. Te mantienen en movimiento. Acepta la realidad y ten un plan de emergencia pero siempre persigue tus sueños, pase lo que pase.

Esta vez sólo estaban dos chicas más en la sala de espera. Una de ellas era Taylor Momsen, quién había participado en Mini espías 2 y ahora protagoniza Gossip Girls. Era guapísima, y su cabello era largo y rubio. La otra chica tenía dieciséis años de edad. Yo era treinta centímetros más baja que ambas. Cuando me llamaron a la sala de audiciones, leí escenas para los ejecutivos una y otra vez. Les canté canciones. Hablé con ellos con el fin de que 'pudieran conocerme'. Leí más escenas. Canté más canciones. Leí canciones. Canté escenas. Hubiera colocado papel tapiz en la pared con un tutú de ballet si hubiera pensado que aquello demostraba que el papel de Hannah era para mí. Fue un largo día, y por fin terminó. Mi mamá, mi abuela materna (Mammie) y yo nos hospedamos en el parque temático de los Estudios Universal de manera que tuviéramos algo divertido por hacer en caso de que el viaje resultara un fiasco. Una vez finalizadas las audiciones, fuimos a comer a un restaurante llamado Daily Grill. Tomamos asiento, pedimos nuestras bebidas, y de inmediato me vacié todo el Doctor Pepper de Mammie sobre mi falda blanca. Mientras yo sacaba servilletas de papel del servilletero a toda velocidad, llamo Margot. Ella y mi madre conversaron durante un rato y luego mi mamá colgó y se volvió hacía mí. 'Quieren que volvamos al estudio ahorita mismo', me dijo. 'Quieren hacer pruebas contigo y con otra chica que tienen para el papel de Lilly. Margot dijo que debemos dejarlo todo' Y contemple mi falda empapada de Doctor Pepper y exclamé: ''Pensé que ya lo había hecho''. No podía ir así, pero ya habían enviado un auto a recogernos, Corrimos al hotel para que pudiera cambiarme antes de que llegara el auto. Con el corazón acelerado y las palmas de las manos sudorosas, hice pruebas con la actriz para el papel de Lilly, una dulce chica de cabello muy oscuro. Ella y yo murmurábamos, emocionadas. ¡Eramos las elegidas! ¿O no? Parecía tan prometedor. Al final pensé que dirían que tenía el papel; en lugar de ello, sólo me dieron las gracias y me enviaron de regreso a Nashville. Al principio hice que mi mamá le llamara al agente cada día para saber si había alguna noticia, pero nunca hubo noticias. Pasaron las semanas y, al final, dejamos de llamar.
Nunca dije a nadie en la escuela que presentaba audiciones en Los Ángeles, pero tal parecía que mis torturadoras tenían un sexto sentido al respecto y que sabían que yo iba a alguna parte. Cuando regresé de Los Ángeles la segunda vez las chicas llevaron el acoso más allá de lo normal. Ellas eran chicas grandes y rudas. Yo era delgada y de baja estatura. Eran muy capaces de causarme daño físico. Como si no fueran lo bastante temibles, me enviaron una nota en la cual me amenazaban si se me ocurría presentarme a la cafetería al día siguiente, durante el almuerzo. No voy a dar idea a los acosadores al explicarles de qué consistía la amenaza; sólo digamos que no era agrabable. Y sé que suena un tanto absurdo y repetitivo el hecho de asustarse por una pequeña nota. Sólo tienen que creer en lo que les digo: esas chicas no bromeaban.
Había intentado manejar el acoso por mi misma, durante todo ese tiempo. No quería demostrar mi temor, ni a esas chicas ni a mis amigos ni a mis padres. Nunca llore. No se los dije a mis padres. Intenté todo lo que se me ocurrió. A veces intentaba defenderme; a veces me disculpaba; a veces sólo me alejaba. Siempre me sentía sola. Sin embargo, la noche del día en la cual recibí la amenaza en la cafetería me pareció que la Operación Haz Miserable A Miley escalaba un nuevo nivel. Más como Operación Elimina a Miley. Tenía tanto miedo que se lo conté a una amiga del equipo de porristas por teléfono. ¿Debía fingir que estaba enferma de gripe? ¿Debía faltar al almuerzo? ¿Debía armarme con una botella de catsup y prepararme para la batalla?
Tan pronto como colgué el teléfono, mi papá entro a mi habitación, se sentó a los pies de la cama y me dijo que había escuchado mi conversación al pasar. Yo giré los ojos hacia el techo. Papá quería saber qué era lo que sucedía. Yo le mostré la nota y le confesé que estaba muerta de miedo. Sin embargo, le supliqué que no hiciera nada. Sabía que si le contaba a mi mamá, ella llamaría a la directora. Ella es ese tipo de mamá. Si llamaba a la directora, sería mi fin. Ellas me destruirían. Papá me escuchó y me dijo que lo comprendía, pero entonces agregó: 'Sabes que tengo que decírselo a Mamá.'
Yo seguí a Papá hasta donde Mamá se encontraba le dije: 'Mamá nunca más te hablaré si dices algo.' No obstante, pude ver en sus rostros que, tan pronto como me fuera a dormir, ellos tendrían una Conversación. Fui al almuerzo al día siguiente, sin saber cómo había finalizado la Conversación. ¿Qué otra cosa podía hacer? Si me ocultaba de las chicas de hoy, me atraparían mañana. Era como un especial para finalizar la escuela acerca de la enana que terminaría golpeada. Sin embargo, en lugar de tener un final feliz con un mensaje motivante sobre superar la adversidad, el guión podría terminar conmigo como ermitaña de doce años de edad que vive el resto de su vida sin amigo y sola. Tan pronto como tomé asiento en mi mesa vacía en la zona de los perdedores en el comedor, tres chicas se agruparon a mi alrededor y me miraron desde su altura. Mi estómago se encogió. Me aferré a mi emparedado de queso asado como si se tratara de la mano de mi mejor amigo en aquellos días. Estaba acabada. Ellas comenzaron a provocarme y a decirme que me levantara. Yo me quedé sentada allí, inmóvil. No sabía que hacer. Miré alrededor y vi a la mamá de una de las chicas sentada en una mesa cercana. ¡Una Madre! y se reía. Por fin, no pude soportarlo más. Yo no era una cobarde. ¿Qué podrían hacerme? Estaba rodeada de gente. Me puse de pie, aún treinta centímetros más bajitas que ellas, y dije: '¿Cuál es su problema? ¿Qué les he hecho?'.

Antes de que pudieran decir o hacer algo, la directora entró e interrumpió al decir: ¡Chicas! Apenas la directora pronunció esa palabra, todos los chicos del comedor exclamaron '¡Ohhhhh!' Eso fue muy humillante...¡Y tranquilizante!
Resultó que después de la Conversación, Mamá había decidido llamar a la directora. Al principio mi mamá pensó que era una insignificancia, que las chicas eran chicas y todo eso. Sin embargo, mi papá le dijo: 'No puedes saberlo. Ocurren cosas en las escuelas todo el tiempo' Desde luego, aquello asustó a mi mamá. Cuando lo reflexiono, supongo que me sentí aliviada de que mi mamá hubiera actuado. Con toda honestidad, ignoro lo que esas chicas me hubieran hecho, incluso con una de sus madres presente mientras todo ocurría. La directora nos llevó a su oficina, nos obligó a 'reconciliarnos'. Como si estuviéramos enfrascadas en una discusión acerca de quién robo el lápiz de quién, cuando todas sabíamos a la perfección que éste era un caso clarísimo de tortura a un inocente




Sólo tres niñas me molestaron aquél día en la cafetería, pero intuí que los demás chicos disfrutaron el espectáculo. Siempre he sido objeto de algunas burlas por tener un padre famoso. Mis compañeros de clase decían: 'Tu papá sólo tuvo una canción exitosa. Nunca sobresaldrás en nada como él.' Yo sólo los ignoraba. Pensaba que él era exitoso y que estaba contento de su vida. Tal vez pensaban que yo era arrogante por sentirme orgullosa de mi papá (bueno, es el hombre más maravilloso que existe), o por querer ser yo misma o por querer ser actriz y cantante. Tal vez sólo olían mi inseguridad. Tal vez por eso me rechazaban. Sin importar el motivo, hasta el día de hoy lo desconozco. Es probable que nunca lo sepa y, en este momento, no me interesa. En realidad no culpo a mi ex mejor amiga, Rachel (Una vez más los nombres están cambiados) por traicionarme. Ella nunca fue cruel conmigo de manera directa. Con toda honestidad, creo que ellas la presionaron para que me abandonara y me ignorara. Quiero pensar que yo nunca abandonaría a una amiga tal y como ella hizo, pero intuyo que temía tanto a sus nuevas amigas como yo. La diferencia era que ella les temía desde adentro del grupo, y yo, desde afuera.
Siempre encuentro consuelo, orientación y respuestas en mi fe, acudí a mi Biblia, tal como hago ahora con frecuencia, y encontré este Salmo:

Salmo 25: 1-2, 5-7
A ti, Oh Señor, Entrego mi vida.
Dios mío, en ti confió Que no sea yo avergonzado.Que no se regocijen mis enemigos por mis derrotas.Guíame en tu verdad y enseñame porque tú eres el, Dios de mi salvación.En ti deposito mi esperanza todo el día.Recuerda, oh Señor, tu compasión y tu amor infalible.Que me has demostrado desde mucho tiempo atrás.
Después de la charla con la directora, la mayor amenaza había desaparecido, pero yo aún me sentía sola. Y después de haber faltado tantas veces a los entrenamientos por causa de las audiciones, ni siquiera contaba más con el consuelo del equipo de porristas. Sólo pasaba los días. Comencé a juntarme con otras chicas más grandes e intentaba no pensar en eso, pero las chicas crueles continuaron con su costumbre de hacerme pasar malos ratos cada día. Odiaba la escuela. Nunca me volvía para abrir mi casillero sin asegurarme de saber quién más estaba en el pasillo. Nunca me quedé a charlar entre clases o después de la escuela. Cada vez que iba al baño o que daba la vuelta a una esquina, estaba en riesgo. No me sentía segura.

martes, 27 de julio de 2010

CAPITULO 3 (PARTE 2)

En la sala de audición me enfrenté a un panel de diez personas. Me paré allí, vestida con mi corta falda blanca y mi camiseta Abercrombie. Lo que deseas es que esas personas te recuerden, de manera que me aseguré de ser extrovertida. Um, no fue exactamente algo difícil. Por una vez en mi vida fue una ventaja que yo hablara tanto. Sólo tenía que asegurarme de ser yo misma en lugar de permitir que mis nervios me dominaran. La gente del casting me pidió leer un guión y luego cantar. Canté un poco de Mamma Mia! como es la mayoría de las audiciones, sus comentarios fueron '¿Puedes hacerlo un poco más brillante?' o 'Léelo otra vez, como si en verdad estuvieras enojada con tu hermano' (Es gracioso, yo estaba muy nerviosa y no tenía idea de quiénes eran las personas que formaban el panel. Para mí sólo eran desconocidos intimidantes. Ahora son personas con quienes trabajo muy de cerca todos los días) Cuando salí de la sala no tenía idea de cómo lo había hecho. Y tampoco podía relajarme, a pesar de que ya había terminado; o casi. La parte más estresante de toda la tortura de las audiciones es que no puedes marcharte a casa hasta que ellos te digan que ya terminaste. Tienes que quedarte en la sala de espera y mirar cuando llaman a las demás chicas; mientras tanto, te preguntas si te llamarán para leer algo distinto o para cantar otra vez. O si no te llamarán de nuevo pero de todas maneras debes quedarte. ¿Les gustaste? ¿Les encantaste? ¿Alguna persona te odia? ¿Les preocupa tu cabello? ¿Tu estatura? Nunca te dan el más mínimo destello de esperanza. Yo di lo mejor de mí, pero terminamos por marcharnos a casa en Nashville sin buenas noticias. Entonces un par de semanas después, recibí otra llamada. '¡Eres finalista!' De acuerdo, ahora sí hablábamos en serio. Quizá ya tenía mi boleto para escapar de sexto grado después de todo. Una vez más, pedí permiso para ausentarme del equipo de porristas. Dos strikes. Uno más y Chastity me expulsaría del equipo. Volé a Los Ángeles, con suma ansiedad practiqué el guión con mamá, me apresuré para llegar a tiempo a la audición, apenas podía contener mi emoción, abrí la puerta de la sala de espera y... ahí había otras treinta aspirantes a Hannah a la espera de ser examinadas, ¿Les suena conocido?
Comencé a sentirme como una de esas pelotas que están sujetas a una raqueta por medio de un hilo elástico. Cada vez que me golpeaban, me jalaban de regreso, sólo para golpearme otra vez. Bueno, en realidad fue más amable que eso, pero yo tenía once años. Era una montaña rusa.* ¿Es está una metáfora más amable?. En los rostros de estas treinta chicas contemplé la sombría realidad. Apenas había logrado un pequeño progreso. En definitiva tendría que regresar a sexto grado.
No podía escapar de la escuela pero podía concertrarme en otras cosas. Estaba próxima una gran competencia de porristas, de manera que me dediqué a entrenar y tratar de olvidarme de las audiciones y de mis enemigas de la escuela. Mi vida sólo apestaba de ocho de la mañana a tres de la tarde. Después iba al gimnasio y sacaba todo aquello de mi cabeza. Entonces, justo cuando de verdad había renunciado a toda esperanza, recibimos otra llamada de Margot, la agente de talentos. Disney quería verme otra vez. ¿Qué hacían: eliminar a una chica a la vez, al estilo de American Idol? Esta vez no hubo gritos ni alteraciones en la pacífica vida de los animales de la granja. En lugar de sentirme emocionada, me sentí cansada de todo. Le dije a mi mamá que no quería regresar. Me imaginaba que sería lo mismo una vez más.. Estaba concentrada por completo en el equipo de porristas. Mi equipo no me hacía viajar una y otra vez al otro lado del país sólo para mandarme de regreso a casa con nada..
Mi mamá también estaba fastidiada. Me dijo que aquello la alteraba. Pero entonces Margot nos dijo que Judy Taylor, la directora del casting, había dicho: 'No pueden faltar en esta ocasión. Tomamos muy en serio a Miley. Ellos habían visto a muchas chicas y siempre vuelven a ella.' Faltar a esa competencia significaría abandonar al equipo. Tenía que elegir entre el equipo de porristas y la audición. Hasta el día de hoy, ésa ha sido la decisión más difícil que he debido tomar. Mi mamá me dijo que dependía de mí, pero ella quería que tuviera perspectiva, que tomara una decisión informada. Me dijo: 'Cariño, ¿estás segura? Creo que eres fantástica, pero las probabilidades de obtener ese papel aún son casi nulas. No tienes experiencia. Ya sabemos que ellos piensan que eres muy bajita y demasiado joven. Tienes el resto de tu vida para hacer esto. Si vas, puedes terminar por sacrificar al equipo de porristas por nada.' El consejo de mi papá fue más simple: 'Tienes que ir. Ese papel es para ti. (La verdad es que él siempre ha confiado mucho en su intuición.) Ambos me dijeron que tomara las cosas con calma y que lo pensara con mucha seriedad. Entonces lo reflexioné durante mucho tiempo y con toda seriedad. El equipo de porristas no sólo era mi pasión, fue mi salvación aquel año. Era mi única manera de sobrevivir al sexto grado. Si renunciaba y luego no obtenía el papel, lo cual, como todos sabemos, era la secuencia más lógica de eventos, me quedaría con nada. Pero yo no planeaba ser porrista durante el resto de mi vida. Era mi oportunidad. Y estaba aterrada. Siempre he creído que las mayores oportunidades en la vida se presentan con miedo y riesgo. Me di cuenta de que correr el riesgo era como realizar una acrobacia con el equipo de porristas y tener fe en que alguien me atraparía. Quizás el equipo de porristas me había entrenado para ese momento. Yo sabía que esperaba demaciado pero Hannah Montana era mi papel de ensueño y estaba más cerca que nunca. No iba a darme por vencida ahora. Regresé a Los Ángeles

CAPITULO 3

El equipo de porristas era mi refugio seguro, el único lugar donde sabía que tenía amigas en quienes podía confiar hasta que llegara el fin del mundo. O al menos podía confiar en que me atraparían cuando volaba por el aire, lo cual era más probable que la llegada del fin del mundo, en cualquier caso. No obstante, en la escuela no tenía una red de seguridad como ésa, y la situación empeoraba. Aún no sabía que el Club Anti-Miley había conseguido una llave del baño escolar con el conserje; pero cierto día, me dirigía a clase de ciencias y ellas me jalaron al interior y lo cerraron con llave. Estaba atrapada. Golpeé la puerta hasta que me dolieron los puños. Nadie acudió. Intenté abrir la ventana pero estaba atorada. De pronto me di cuenta de que todo el mundo ya estaba en clase. Nadie vendría al baño durante al menos cuarenta minutos. Me senté en el pisó y esperé. Pasé allí lo que me parecipo una hora, en espera de que alguien me rescatará, mientras me preguntaba cómo era que mi vida se había complicado tanto.
Contemplé la hilera de compartimientos, la fila de espejos, las rígidas ventanas y pensé en mis dos peces que nadaban en círculos en su pecera. ¿Cómo había llegado ahí? ¿Era algo que había pedido? ¿Lo merecía? ¿Algún día terminaría? Sabía las capitales de los cincuenta estados de Estados Unidos, podía dar un salto mortal hacia atrás en la acera, pero no tenía idea de por qué sucedía eso. No tenía amigos, estaba sola, me sentía miserable. La única ventaja era que, si tenía que ir al baño, ¡al menos estaba en el lugar correcto
Fue como si alguien quisiera compensarme por lo que sucedía en la escuela. Poco después del incidente en el baño recibí otra llamada sorpresa; esta vez Disney dijo que quería que yo fuera a Los Ángeles a audicionar en persona para Hannah Montana. ¡Estaba a mitad del año escolar! ¡Excelente! Podía perderme la escuela; es decir, la cámara de tortura. Pero entonces recordé que también tenía importantes compromisos con mi equipo de porristas. El hecho de faltar a un solo entrenamiento significaba un gran problema. La coreografía depende de que todas se presenten. Después de todo, no puedes hacer una pirámide sin la chica de la punta. De hecho, ¡Incluso es peor intentar hacer una pirámide sin una de las chicas de abajo! De alguna manera mi mamá logró que me excusaran de los entrenamientos. Volé a Los Ángeles, con suma ansiedad practiqué el guión con mamá, me apresuré para llegar a tiempo a la audición, apenas podía contener la emoción, abrí la puerta de la sala de espera y... ahí había otras cincuenta aspirantes a Hannah a la espera de ser examinadas. Mi mamá y yo nos miramos. Habíamos pensado que yo era finalista. Creo que nos equivocamos. Bromeamos acerca de que tenían suficientes Hannahs allí para cada estado, no sólo Montana. (Hannah Indiana, Hannah Connecticut, Hannah Idaho...) Lo sé, Lo sé, pero teníamos mucho tiempo que matar en esa sala de espera. La sala de espera para las audiciones de Hannah Montana era como una atestada sala de espera de un consultorio médico. Había revistas viejas, olores extraños, toneladas de tensión... y todas estábamos a punto de ser examinadas. Algunas de las mamás que esperaban con sus hijas se habían puesto demaciado perfume, lo cual me provocó un dolor de cabeza instantáneo. El único punto de gracia fue que al menos no seríamos vacunada, aunque estaba segura de que el hecho de no obtener el papel sería al menos igual de doloroso y el dolor duraría más tiempo.
Mientras esperábamos y esperábamos y esperábamos un poco más pude ver que algunas de las chicas y sus mamás nos observaban. Mi mamá, gracias a Dios nunca había sido 'ese tipo'. Ella ignoró las miradas pero yo no pude. Había mucha tensión en esa sala. No podías evitar preguntarte quién era más bonita, o estaba mejor preparada o era más talentosa. Mientras estaba allí sentada miré furtivamente a las otras chicas. No reconocí a ninguna de ellas, y no es que lo esperara. Ya había hecho algunas audiciones pero en realidad no conocía bien la cuidad ni a la gente. La mayoría de las chicas eran mayores que yo y mucho más altas. Muchas de ellas eran hermosas. Algunas tenían brillantes cabellos negros, otras tenían cabello rubio; algunas, relucientes dientes blancos. Observé como estaban vestidas, cómo se habían maquillado y cómo se habían arreglado el cabello. En cuanto al aspecto, yo estaba segura de que la mayoría de esas chicas podía obtener el papel sin esfuerzo. Y sólo podía imaginar el grado de experiencia que tenían. Me sentí fuera de lugar. Las audiciones eran, por mucho, los momentos más temibles y enervantes que había vivido. Cada uno era como presentar un examen. Me gustaba actuar, así que siempre estaba emocionada, pero también siempre deseaba el trabajo realmente, de manera que la ansiedad era enorme. Sin embargo, ese día en particular, despertó la porrista que llevó en mi interior. Mi entrenadora del equipo de porristas, Chastity, era muy severa. En Nashville, algunas personas me trataban distinto por ser hija del cantante Billy Ray Cyrus. Eran condescendientes conmigo porque mi papá era alguien. Pero Chastity no. Si me equivocaba, me hacía correr algunas vueltas como a cualquier otra de mis compañeras. Si acaso, era más severa conmigo. Yo tenía miedo a volar; es decir, de ser la persona de la parte superior de la pirámide, que vuela por los aires, pero ella me obligó a trabajar de manera individual con el entrenador de acrobacias. Yo no era la mejor acróbata pero ella me hizo practicar hasta que mi salto mortal salió perfecto. Reboté muchísimas veces, hasta sentir que había girado en círculos durante horas. A Chastity no le importo todo el tiempo que me tomó. Estaba orgullosa, siempre y cuando yo no renunciara. Siempre decía: 'No puedo no es una palabra.' me dijo que cuando quería algo, tenía que trabajar duro por ello. Yo deseaba mucho ese papel. ¿Quién podía decir que esas refinadas chicas de Los Ángeles eran mejores que yo? Cuando por fin me llamaron, estaba lista.




Que pasara en el casting de miley? le daran el papel de hannah en esta ocasion? no te pierdas la segunda parte xD..

MILES TO GO (CAPITULO 2)




¿Saben cómo se siente un caluroso día de verano el súbito alivio de echarse un clavado en una alberca fría? Bueno, eso fue lo que sentí cuando regresé a casa de la escuela, después de un día particularmente difícil, para enterarme de que Disney había llamado. Margot, una agente de talentos que se había interesado en mí, nos informó que Disney le había solicitado videos de todas las chicas que representaba y cuyas edades fueran de entre once y diecisiete años. Ellos querían un video mío leyendo el papel de Lilly, la mejor amiga de una chica llamada Chloe Stewart, para un programa nuevo de televisión titulado Hannah Montana. Desde la primera vez que mis padres y yo leímos el guión supimos que Chloe Stewart era mi sueño hecho realidad. El alter ego de Chloe, Hannah Montana, era una estrella de rock. La actriz que representara ambos papeles interpretaría las canciones de Hannah Montana. Cantar y actuar. Ambos eran mis sueños y si conseguía el papel, no tendría que renunciar a ninguno de los dos. Después de que mi papá leyó el guión, comenzó a repetir: 'Esto está hecho para Miley. Miley está hecha para esto'.
Pero, diablos yo me hubiera sentido feliz con representar a Lilly. Hubiera sido afortunada con ser la planta parlante de Chloe Stewart, para el caso. Entonces grabamos el video, lo enviamos y casi de inmediato recibimos una llamada de Disney en la cual me pedían grabar otro video de audición, y esta vez querían que leyera el papel de Hannah. Yo estaba emocionadísima. Hablando en serio, creo que mis gritos asustaron a los caballos allá afuera, en el campo. En mi cabeza ya había abandonado todo para mudarme a Los Ángeles. Claro, se suponía que Hannah tenía quince años de edad y yo tenía doce. Casi doce. De acuerdo, tenía once años. Ése era un problema. Sin embargo, de cualquier forma ellos ya sabían mi edad cuando me pidieron el video, así que no debía importar mucho. Excepto que si importo. Enviamos el segundo video y al día siguiente recibimos un mensaje por correo electrónico que decía que era demaciado joven y pequeña para ser Hannah.



Me sentí decepcionada. No. ¿Qué es diez veces decepcionada? Ésa era yo. Mi papá dijo: 'Disney acaba de cometer un grave error. Mi intuición me dice que tú eres Hannah Montana'.
Todo lo que yo pensaba era: 'Hasta aquí llegó la intuición de Papá'. Ahora volvamos a nuestro programa de tortura cotidiana: sexto grado
¿Existe alguna guía para torturar chicas de once años de edad? Si no es así, esas chicas con quienes comencé a juntarme, ya las recuerdan, mis 'amigas', podrían escribir una.* (Pero, ¿Qué he dicho? Ésa es una idea terrible). En el invierno de aquel año, cada día trajo una nueva y creativa táctica en la Operación Haz Miserable a Miley. Ellas me enviaban recados crueles. Se robaban mis libros y me hacían llegar tarde a las clases. Se burlaban de mi ropa y de mi cabello. Ellas le dijeron a Rachel, la amiga que se había unido a ellas al mismo tiempo que yo, que, si se sentaba conmigo durante el almuerzo, también se volverían en su contra. Por tanto, yo me sentaba sola en una mesa día tras día y contemplaba a los chicos góticos mientras me preguntaba cómo luciría con el cabello negro y con cadenas. Desde entonces decidí que no luciría bien. La lista continúa: Rachel dejó de hablarme. Cuando intenté hacer la prueba para ingresar en el equipo de porristas, mis supuestas amigas le dijeron al director que yo había hecho trampa y que me había aprendido de antemano el baile de prueba. Era una mentira total pero el director les creyó y no me permitió presentar la prueba para entrar al equipo. Oh, y nunca olvidaré que una de ellas fue amable conmigo durante algunos días. Ella me dijo que quería que la 'batalla' terminara. Me hizo decirle con exactitud lo que pensaba acerca de 'nuestras amigas', que yo no comprendía por qué no me querían, que creía que ellas eran crueles, y entonces fue con las otras chicas y les dijo que yo era una presumida. Había fingido todo el tiempo. En retrospectiva, pienso que tal vez debió haber sido ella quien se convirtiera en actriz. Si todo esto les parece una historia común como Tales of a Sixth-grade Nothing* de Judy Blume (El título real es Tales of a Fourth-Grade Nothing, un libro escrito para niños que habla de un incorregible chico de cuarto grado), bueno, lo era. Yo no ignoraba los asuntos como el hambre en el mundo o las pandemias. Sabía que mis problemas eran relativamente insignificantes. Pero eran míos y me parecían más pesados que si cargara a todo el planeta sobre mis hombros. Por tanto, si quieres saber si me gustaba la escuela en aquel tiempo, mi respuesta es definitiva: no.

Por suerte, yo tenía todo un mundo distinto fuera de la escuela. El asunto de la actuación sólo era una pequeña parte de mi vida de entonces. Había comenzado a participar en los equipos de porristas para competencias cuando tenía seis años de edad y durante mucho tiempo, eso lo fue todo para mí. Mi mamá me metió en ello. Vivíamos en una granja grande, lo cual era increíble, pero no teníamos vecinos cercanos; no había niños con quienes pudiéramos jugar, excepto nosotros mismos, lo cual no estaba mal, según mi opinión. Adoraba a los animales y me encantaba divertirme con mi genial hermano mayor, Trace (yo lo llamo Trazz); mi fabulosa hermana mayor, Brandi; mi hermano menor Braison (yo lo llamo Brazz); y mi hermanita, Noah, cuando llegó. Sin embargo, mi mamá quería que yo tuviera otros amigos además de los caballos, las gallinas y mis hermanos. No en ese orden. (De acuerdo, tal vez en ese orden.) Dado que a mamá le había encantado ser porrista cuando era niña, quiso que yo lo intentara. El primer día que se suponía que debía asistir al entrenamiento, yo no estaba contenta. Supliqué '¡Por favor no me obligues a ir!' ¿Qué tiene de malo que mis únicos amigos sean los caballos, las gallinas y mis hermanos?. Ellos no me decepcionarán, ellos no se burlaran de mí. Claro, apestan un poco (Lo siento, Brazz), pero está bien. No soy tan superficial. Quizá no sea evidente en mi vida actual pero el hecho de estar cerca de gente desconocida me causa ansiedad. La simple idea de entrar a una sala llena de extraños me provoca insomnio. De cualquier manera, sabía que mi papá estaba de mi parte con todo ese rollo de no asistir al entrenamiento de porristas. Él viajaba tanto que sólo deseaba que sus hijos estuviéramos cerca de él cuando estaba en casa. No obstante, mi mamá se aferró a su idea y fui. Como cabe esperar, dado que las mamás tienen razón en demaciadas ocasiones, me encantó al instante.* (No le digan a mi mamá que dije esto)
El equipo de porristas demandaba mucho de mi tiempo. Yo asistía al gimnasio todos los días. Entrenábamos, nos caíamos, practicábamos rutinas de dos minutos y medio una y otra vez. Me hice la mejor amiga de Lesley y de las demás chicas del equipo, y mi mamá se hizo amiga de sus mamás. Viajábamos juntas a competencias, nos hospedábamos en moteles, nadábamos, bromeábamos, nos arreglábamos el cabello y nos maquillábamos con nuestras mamás y participamos en intensas e increíblemente difíciles competencias. Yo estaba muy comprometida con ello. A veces estaba demaciado comprometida. En cierta ocasión me puse muy enferma justo antes de una competencia en Gatlinburg, Tennessee. No podía dejar de vomitar. Ya saben, una de esas enfermedades del estómago que, incluso si bebes un trago de agua, lo vomitas. Si, fue terrible. Pero, ¿cuánto tiempo podía durar? Estaba segura de que me recuperaría justo a tiempo para la competencia; entonces convencí a mi mamá de que me llevara y pasé las cuatro horas y media de trayecto acostada en el asiento trasero del auto, con un bote de basura junto a mí. Dormía, vomitaba y dormía un poco más. Llegamos al hotel en Gatlinburg y no me sentía mejor, pero aún quería competir. Mi entrenadora dijo que no había manera de que lo lograra. Intentó impedírmelo pero insistí. Yo sabía que podía hacerlo si me empeñaba en ello. Treinta minutos antes de nuestra presentación me obligué a salir de la cama, me bañe y nos dirigimos a la contienda. Yo entré al escenario, realicé la rutina, salí y vomité en un basurero. Sin embargo, lo hice y eso era todo lo que importaba.



Cuando nos subíamos al auto después de cada competencia, incluso si habíamos perdido, mi mamá decía: '¡Aquí esta tu trofeo!', y me entregaba un reluciente trofeo con mi nombre grabado en él. A medida que crecía, mi habitación se llenaba de trofeos. Todos de mi mamá, la más grande y mejor admiradora que una niña puede tener, Tal vez no merecía cada uno de aquellos trofeos pero sabía que merecía el trofeo de Gatlinburg .

MILES TO GO CAP 1 (PARTE 2)


Ella me instruyó durante ese año; por tanto, ahora yo regresaba a mi antigua escuela después de un año de ausencia. No sólo eso, sabía a la perfección que las primeras semanas de escuela son cuando todo ocupa su lugar; conoces a tus maestros, encuentras a tus amigos, descubres si la ropa que compraste para la escuela es aceptable o inaceptable por completo. La gente genial se encuentra entre sí. La gente inteligente se encuentra entre sí. Yo, y todas las demás personas pseudoartistas que están en medio, nos damos cuenta de es mejor que unamos fuerzas y obtengamos el mayor provecho posible. Si te pierdes toda esta diversión, te arriesgas a convertirte en un marginado, un perdedor. Si ya cursaron la escuela secundaria, saben a qué me refiero. Si aún no lo hacen, bueno... aguenten un poco. Puede mejorar, lo prometo. De cualquier manera, como podrán imaginar, faltar a la escuela estaba lejos de ser el ideal. Pero si deseaba ser artista y de verdad lo deseaba, entonces no había otra opción; tenía que ir a Los Ángeles. En realidad no esperaba regresar a la escuela y ser una de las chicas populares. La granja en Tennessee, donde vivíamos cuando no estábamos en Toronto estaba un poco aislada y por ello no habían niños con quienes yo practicara mis habilidades para hacer amistades, crecí jugando con mis hermanos, aunque también me sentía igual de cómoda cuando convivía con mis padres y amigos.

No me resultó la utilidad el hecho de tener siempre demaciada energía. No había manera de que me quedara quieta, sentada en mi lugar, y me concentrara durante horas sinfin. La gente no sabía con exactitud cómo tratarme, no es que yo intentara ser irrespetuosa, es sólo que no podía quedarme quieta. En mi primer día de clases, cierto año mi maestra me dijo que sería castigada si decía una palabra más. Me volví hacia mi amiga y susurré: 'Una Palabra Más'. ¡BUM! Castigo. Por susurrar, ese primer día de clases tuve suerte de que mi maestra no escuchara lo que dije o quién sabe lo que me hubiera sucedido. En la escuela siempre quise ser yo misma y no me avergonzaba de ello. Tenía mucho por decir. Destaqué en actuación y música. Obtuve buenas calificaciones. Tenía grandes sueños. No era la fórmula exacta para ser 'popular'. A la mayoría de los chicos les preocupa no ser aceptados; a mí me preocupaba no sobresalir por perderme el inicio de clases que no era exactamente lo que yo tenía en mente. De cualquier manera, cuando regresé a Nashville para cursar sexto grado, dos semanas después del inicio de clases, mis viejos amigos parecían contentos de verme, y la vida parecía haber vuelto a la normalidad. Comencé a pensar que me había esquivado una bala y me había preocupado por nada. Sin embargo, poco a poco me di cuenta que ése no era el caso. Una de mis amigas más cercanas, llamémosla Rachel* y yo comenzamos a acercarnos a un grupo de chicas de nuestra clase. No eran las chicas 'populares' ni las chicas 'crueles'. En realidad no sabía cómo clasificarlas entonces y no puedo estereotiparlas ahora. Sin embargo, por alguna razón, ellas formaban el grupo en el cual yo quería ser aceptada. La primera señal de problemas fue la más pequeña e insignificante cosa que ustedes puedan imaginar. Estábamos reunidas cerca de nuestros casilleros después de la clase de matemáticas. Yo hice una broma y la líder, ella es CC por Chica Cruel giró los ojos hacía arriba, eso fue todo: un pequeño gesto que duró un segundo, sin embargo, estábamos en sexto grado. Todo significaba algo en sexto grado. ¿Cuál fue mi respuesta? Ninguna, desde luego. Quiero decir, si han cursado sexto grado, ya saben cómo es. Si yo hubiera dicho algo directo como '¿Qué significa ese gesto tan desagradable?' CC hubiera respondido algo altanero como 'No tengo idea de qué me hablas' y me hubiera humillado. Ése es un sentimiento que aborrezco más que nada. Entonces fingí que no me había dado cuenta. Lo saqué de mi mente. No obstante, las señales continuaron. Pocos días después, coloqué mi bandeja sobre la mesa durante el almuerzo y creí escuchar un gruñido. ¿Un gruñido? La siguiente semana me presenté con una chamarra nueva de mezclilla* (si, asi era la moda en sexto grado). Dije: 'Me encanta mi atuendo de hoy'. Una de ellas replicó con tono de burla: '¿De verdad?', y me lanzó una mirada que me hizo encogerme como chícharo seco en el piso; de la comida de ayer. En ese momento supe que no sufría de paranoia. Yo era una marginada, ¿Por qué mis 'amigas' se volvían en contra mía? No tenía idea pero ahí lo tienen: Bienvenidos al infierno social de sexto grado.
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MILES TO GO CAP 1 (PARTE 1)


Tal parece que siempre respondo preguntas acerca de mí: hago entrevistas en la televisión, en la radio y para revistas; hablo con paparazzis y con desconocidos en la calle. Una y otra vez digo a la gente (y hasta ahora es verdad) que la gira es grandiosa, que el programa es muy divertido y que estoy muy orgullosa de mi disco. Sin embargo, nadie se acerca a mí para preguntarme: 'Oye, ¿Qué opinas acerca de tus manos? ¿Cómo se conectan con tu arte? ¿Qué significan para ti? En este libro puedo explicar, bromear, reflexionar y explorar lo que en verdad es importante para mí, Quiero responder las preguntas que nunca me hacen, quiero bajar la guardia, quiero hablar acerca de lo que la música significa para mí y mostrar que mi vida no es sólo luz de sol y arco iris. No es que nunca me haya sentido herida o dolida; me he sentido presionada, rechazada, triste, aburrida y sola; y he sentido gran gozo y gratitud. Quiero compartir quien soy en realidad; no la chica reluciente que aparece en fotografias retocadas en las portadas de revistas, sino la chica nacida en Nashville, la hija de en medio, quien adora a Marilyn Monroe y odia los vegetales, y que siempre ha concebido algunas ideas extrañas acerca de sus manos.

Cuando comencé a trabajar en este libro tenía quince años de edad y cumplí dieciséis cuando lo terminé. Soy demaciado joven para escribir sobre mi vida. Sin embargo, me consideran demaciado joven para muchas de las cosas que hago y disfruto, No hay nada de malo en ser joven. ¡La gente joven tiene mucha energía! Tenemos mucho por decir. Nunca he sufrido una carencia de pensamientos, ideas u opiniones. Sé que aún me encuentro cerca del inicio de mi vida. He disfrutado un viaje increíble que avanza a gran velocidad. Por tanto, quiero marcar un hito junto aquí, en esta vuelta particular del camino, antes de que comience a desvanecerse mientras continúo hacia delante. Espero que puedan divertirse y disfrutar el viaje, quedense conmigo un rato.

Durante un tiempo tuve dos peces. Estaba obsesionada con ellos sus nombres eran Lyric y Melody. A veces, cuando se suponía que debía escribir, sólo me sentaba y los observaba nadar en círculos en su pecera. Afuera, en los campos, nuestros caballos conrrían en libertad pero yo contemplaba a esos dos peces mientras nadaban en su mundo de vidrio por siempre. Eran muy hermosos. Podía colocar mis dos manos alrededor de esa pecera y saber que había algo maravilloso en su interior. La vida en una pecera.

La vida en una pecera es un milagro pero también es una trampa. Lyric y Melody estaban atrapados, destinados a trazar la misma ruta através del agua una y otra vez. Sus mundos nunca se expandían. Ellos no podrían vivir aventuras como las de Nemo, y jamás descubrirían quiénes eran. Yo me asomaba a su pequeño mundo en busca de una canción. Piensa fuera de la pecera. Eso me decía. Piensa fuera de la pecera. Yo no quería quedar atrapada como los peces; atrapada y mirar sólo el mundo que estaba frente a mí; atrapada y nadar en círculos. Pero cuando tenía once años, en sexto grado, resultaba difícil imaginar cualquier mundo que estuviera más allá del mundo en el que estaba atrapada. No siempre estuve atrapada. Y dejé de estarlo. Toda historia tiene un comienzo, un medio y un final, y está también. Pero sólo tengo dieciséis años de edad, enfrentémoslo; todo esto es 'el comienzo' de manera que comenzar con el día en que nací y contarles cada hito importante (¡Se me cayó un diente! ¡Cumplí diez años! ¡Tengo una bicicleta nueva!) hasta mis dulces dieciséis no es como quiero hacer esto.
En lugar de ello, quiero comenzar por sexto grado. Fue el último año en el cual sería conocida solo por Miley Cyrus. Fue un parteaguas, lo que ahora pienso como mi vida antes y mi vida después. Decir que sexto grado no fue un buen año sería el eufemismo de la década. Cuando me enteré de que la temporada de Pilotos, es decir, cuando se realizan todas las audiciones para programas de televisión en Los Ángeles se encimaba con el inicio de las clases ese Septiembre, sollocé durante una hora sentada en el piso de mi habitación. Eso significaba que, si yo deseaba al menos una oportunidad de aparecer en televisión, tendría que iniciar la escuela en Nashville un par de semanas después. En aquél tiempo la idea de faltar a la escuela me parecía horrible. Apenas habíamos regresado de vivir un año en Canadá, cerca de Toronto, donde mi papá protagonizaba la serie Doc. El y mi mamá habían viajado de ida y vuelta durante varios años; sin embargo en el verano previo a mi quinto grado todos los extrañabamos tanto que mi mamá decidió que nos mudaríamos allá.


mañana le subo la parte 2 xD comenten xD

INTRODUCCION


De acuerdo, ésta va a parecer una manera extraña de comenzar pero pienso mucho en mis manos. Soy zurda. Mi papá también es zurdo pero está convencido de que yo soy diestra. Creo que es porque siempre dijo que los zurdos tienen que 'aprender el mundo alrevés' y sé que a él se le ha dificultado encontrar una guitarra para zurdos de vez en cuando...

Sin importar el motivo, desde el momento en que comencé a escribir, él me obligó a utilizar la mano derecha. Funcionó. En el resto de mi vida soy zurda pero escribo con la mano derecha. Por tanto, si no les gusta mi letra, hablen con mi papá.
Sólo para atribular un poco más a mi ser zurdo, me encontré un libro de caligrafía y comencé a enseñarme a escribir caracteres chinos, con mi mano derecha; en un avión. Volaba en un jet alquilado de Los Ángeles a New York. El vuelo fue turbulento, la tinta salpicó al menos dos veces y yo me las arreglé para derramarla toda sobre mí, el papel, los asientos del avión y, cuando intenté limpiar el desorden, el baño. Mi mamá me gritó por llenarlo todo de tinta pero yo estaba muy concentrada en ello. La palabra caligrafía es el término griego para 'bella escritura'. Créanme; si los griegos hubieran visto lo que yo hacía, hubieran inventado una nueva palabra. Me obsesioné de inmedianto. Dibujé los caracteres para 'amor', 'suerte', 'vida' y 'conocimiento' una y otra vez, primero despacio y con mucho cuidado, como un niño de preescolar que aprende a escribirm y después más rápido y mejor. Fue bueno que el avión no estuviera equipado para escribir con vapor en el cielo; de lo contrario, es probable que hubiera intentado convencer al piloto de tratar de hacer el signo para 'diviertete', debe existir un antiguo símbolo chino para eso. ¿no? Algunas personas creen que tu manuscrita revela todos tus secretos; que los diagonales, los giros y los puntos de una lista de pendientes escrita al vuelo o una nota tomada en clase revelan todo lo que hay que saber acerca de una persona. Es una idea genial pero en realidad pienso que lo único que cualquier individuo puede decir acerca de mí a partir de mi manuscrita es que yo debería escribir con mi otra mano. Hago casi todo lo demás (cepillarme el cabello, abrir puertas, sostener un tenedor y sujetar las riendas de mis caballos) con la mano izquierda. Y ¿saben?, creo que mi papá tuvo razon: en verdad creo que el mundo se siente a veces un poco al revés, incluso cuando intento que todo marche en la dirección correcta.
Tal vez porque me he sentido demaciado consciente de ellas, siempre he sido sobreprotectora con mis manos. Lo sé, lo sé: es extraño. Es sólo que siento que mis manos son importantes. Mi energía proviene de ellas. Todo lo que hago proviene de ellas. Mi mano derecha es para el arte. La utilizo para tocar la guitarra y escribir. Mi mano izquierda es para querer. Para peinar el caballo de mi hermana menor, para tomar las manos de mis amigos, para acariciar a Sofie, mi cachorrita, mientras conciliamos el sueño (y, en ocasiones, para golpear a mi hermano Braison en la cabeza cuando me molesta. Lo sé, pero todo el mundo tiene sus límites!) Permito que mis manos vaguen con libertad por el piano en busca de las notas adecuadas. Mis manos guían mis pensamientos cuando escribo en mi diario, hojean mi Biblia para encontrar respuestas. El ritmo para una nueva canción surge mientras golpeteo la superficie de la mesa. Procedo con cautela en los tiempos difíciles. Quiero que todo lo que haga sea artístico y amoroso. Quien soy, lo que digo y toda esperanza y gozo que pueda compartir, todo proviene de mis manos. ¿Soy diestra? ¿Soy zurda? ¿Ninguna de las dos? ¿Soy cantante o actriz? ¿Soy una persona pública o privada? ¿Por qué no puedo ser todas las cosas? Estoy en la televisión. Escribo un libro. Sin embargo, también amo quedarme en casa con mi familia. Y me siento sola, de manera positiva, dentro de mi cabeza. ¿Soy la persona que conocen de la televisión, de las fotografías? ¿O somos todos, cada uno de nosotros, más evasivos y difíciles de definir? ¿Quién soy yo para decirlo? La mayoría de la gente me conoce como Hannah Montana, pero Hannah es un personaje de televisión. Ella es ficción. Desde luego, he puesto mucho de mi misma en el personaje. He intentado darle vida. Sin embargo, eso no la hace real y no la convierte en mi. Mi primera oportunidad para contar mi historia con mis propias palabras, pero para contar mi historia, tengo que hablar sobre Hannah. Y eso está bien porque creo que ésa es la razón por la cual la gente se relaciona tanto con Hannah Montana como con Miley Stewart, mis alter egos en la televisión. Existen múltiples facetas en todos nosotros. Quiénes somos y quiénes podríamos ser si perseguimos nuestros sueños.
Bueno espero le halla gustado dejen sus comentarios pronto seguire subiendo capitulos por cpitulos..=)